lunes, 21 de julio de 2008

La Prehistoria del África Subsahariana


A pesar de que el hombre nació en esta zona de África, cuando los primeros exploradores europeos con intenciones culturales llegaron se encontraron un panorama tristemente desolador, eso alimentó la consideración de bárbaros y salvajes para los habitantes del África negra. Sin embargo, en el corazón del continente florecieron importantes culturas que fueron decayendo, en parte por su propia dinámica interna y, sobre todo, por la continua sangría de la explotación colonial y esclavista iniciada desde los tiempos de los cartagineses, pero que alcanzó dimensiones dantescas con la aparición de mercaderes árabes en la Edad Media y europeos en la Edad Moderna. El florecimiento de las civilizaciones africanas no dejó testimonios escritos, sólo relatos de marineros que hablan de culturas pujantes y armónicas que decayeron con escasa resistencia ante la agresión exterior continuada que acabó por convertirse en colonialismo en el siglo XIX. Es fácil caer en el tópico, pero cuando se profundiza se aprecia la diversidad y profundidad de las raíces culturales de África. No obstante, dado que este artículo se dedica a la Prehistoria, no podemos tratar esas grandes civilizaciones (Ifé, Benín, Ashanti, Sokoto, Shongai, Nupe, Mossi, Bushongo, y así, en una lista interminable).

La edad de Piedra del África Subsahariana


El Olduvayense es la cultura más antigua del mundo, aunque recibe el nombre del yacimiento epónimo de Olduvai, en Tanzania, los hallazgos más antiguos aparecen, más al norte, en Etiopía, concretamente en la cuenca del río Omo, donde la investigadora francesa Hélène Roche ha datado herramientas talladas en el arroyo de Kada Gona (Afar), por medio del potasio-argón en 2,6 millones de años de antigüedad. El Olduvayense es una industria compuesta, fundamentalmente por cantos tallados y lascas. Se atribuye normalmente a Homo habilis o a Homo rudolfensis, aunque ciertos investigadores las especies más inteligentes de australopitecos también pudieron elaborar herramientas (por ejemplo el Australopithecus garhi), lo cual plantea numerosas controversias.El Achelense de esta zona aparece hace 1,5 millones de años, al parecer de la mano de una nueva especie humana, probablemente Homo ergaster,[11] aunque, a decir, verdad, existe un cierto hiato evolutivo en cuanto a los fósiles de este periodo. El Achelense Africano es, sin duda, la cultura originaria, caracterizada por el empleo del bifaz, el hendidor, el canto tallado, la raedera, los denticulados y una serie de técnicas y métodos de talla relativamente avanzados (método Levallois y sus variantes africanas, que son muchas más que las europeas). «Middle Stone Age» (MSA): Edad de la Piedra Intermedia, es el periodo entre el final de la «Early Stone Age» (hace 200.000 años), hasta el inicio de la «Edad de Piedra Tardía» (hace 30.000 años). Se desarrollan industrias muy parecidas todas ellas, para las que se han establecido numerosas variantes regionales basadas, sobre todo, en la influencia de la materia prima local, que parece condicional la tecnología y la tipología lítica. En el África oriental y austral (Pietersburg y Bambata), destaca el Stillbayense, que se extiende por el sur de África hasta Rhodesia y la zona oriental. Se caracterizan por las raederas, las puntas triangulares, las puntas foliáceas bifaciales y las lascas laminares. Otra industria bastante evolucionada es el Fauresmithiense, propio de las llanuras de Sudáfrica, tiene un fuerte componente Levallois y piezas de tradición achelense (bifaces, hendidores...), pero de pequeño tamaño. Las industrias de África central son mucho más arcaicas, como el Sangoense, que parece un Achelense tardío. Es difícil atribuir grupos humanos a cada una de esas industrias, quizá las más arcaicas correspondan a Homo rhodesiensis, y las más evolucionadas a los primeros Homo sapiens —o, mejor dicho, Primitivos Modernos (tal vez, Homo sapiens idaltu)—. En efecto, los Primitivos modernos nacen en África en esta fase (se documentan sus restos en los yacimientos de Border Cave y Klaisies River Mouth, Sudáfrica, y, sobre todo, en Herto, Etiopía). «Late Stone Age» (LSA): la Edad de la Piedra Tardía es el último periodo del Paleolítico de África subsahariana. Este periodo es el mejor conocido y, por ende, el más complejo de esquematizar, sin embargo nos centraremos solo en tres de las culturas más importantes, todas ellas bastante tardías (con menos de 20.000 años de edad). En África oriental destaca el Magosiense, caracterizado por industrias arcaicas, de aspecto musteroide, con numerosos núcleos discoides, piezas foliacieas bifaciales, pero también, microlitos geométricos. En África oriental tenemos el Lupembiense, cuyo útil más característico son unos espesos picos foliáceos finamente retocados. Por último en el sur de África encontramos la cultura aparentemente más avanzada, el Wiltoniense, de características microlíticas y laminares —o sea, leptolíticas— que irá extendiéndose hacia el norte y perdurará hasta épocas históricas, incorporando numerosas innovaciones (llegando incluso, a neolitizarse parcialmente). Al norte del África subsahariana hay industrias avanzadas emparentadas con las de la «Edad de la Piedra Intermedia» con rasgos protoneolíticos, como ocurre con el Gumbiense de Etiopía (un pueblo de pastores nómadas que conocen la cerámica pero que mantienen rasgos culturales muy primitivos). En muchos de estos lugares, la cultura de la edad de Piedra africana apenas evolucionó hasta expansión bantú o, incluso, hasta la colonización europea (por ejemplo, la cultura Gwisho).

La edad de los metales en el África Subsahariana


Todo parece indicar que los metales tuvieron poca incidencia en los pueblos del África subsahariana, pues eran principalmente gentes seminómadas, de economía cazadora-recolectora que, cuando se neolitizaron, prefirieron la ganadería a la agricultura. Los estudiosos parecen estar de acuerdo en que este tipo de pueblos podría pertenecer a la gran familia de los joisan (o khoisan). Sin embargo, la mayoría de estos pueblos se estancaron culturalmente. Las primeras noticias de culturas en las que los metales tenían una importancia fundamental son del primer milenio antes de nuestra era, y probablemente se trata, de pueblos agrícolas protobantúes. Una de cuyas manifestaciones es, probablemente, la Cultura Nok, de Nigeria. Los nok, que vivían en los valles de los ríos Níger y Benué ya eran capaces de fundir y forjar el hierro hace 2.500 años (es de suponer, aunque no se conozcan, que hubo otras culturas anteriores conocedores de la metalurgia del hierro, pero, por el momento, los nok son la primera gran cultura de la edad del Hierro africana). Por otro lado, se relaciona a los nok con el origen de los bantúes, aunque no hay pruebas. Mapa del África primitiva Lo que sí es cierto es que, poco después de la desaparición de la citada cultura, la expansión bantú se aceleró, en parte gracias a las epidemias que diezmaban el ganado de los joisan, y sobre todo, porque los bantúes tenían una tecnología superior avalada por el empleo de herramientas de hierro. Los bantúes acabaron ocupando prácticamente toda el África Subsahariana, salvo los reductos marginales en los que sobrevivieron los joisan, que seguían estancados culturalmente. Por otro lado, los bantúes no dejan de ser pueblos muy primitivos, que no alcanzaron el desarrollo de los pueblos del norte del continente; de hecho, no avanzaron hacia estructuras más complejas que las tribales hasta la llegada de los musulmanes (al principio como meros exploradores, comerciantes o tratantes de esclavos y luego, como invasores): aunque las conquistas islámicas se limitaron al norte África, hubo numerosos viajeros y misioneros musulmanes que alcanzaron el centro del continente y, de hecho, la mayoría de los grandes reinos de la zona mantenían fuertes lazos de dependencia con el Islam. Por ejemplo, fundaron en Tombuctú la primera universidad islámica del África subsahariana: en el año 1323 y provocaron el nacimiento del imperio de Mali en el siglo XIV, del imperio Songhai en los siglos XV y XVI, y el reino Luba (siglo XVI), con influencias musulmanas y fuertes sincretismos. Por su parte, el imperio Imperio Monomotapa, floreciente entre los siglos XI y XV, vivía de los contactos comerciales con los musulmanes y otros pueblos del Índico.